viernes, 31 de enero de 2014

Ambigüedad positiva

Y tú ¿Sabes lo que quieres? o en lugar de ello te convences de lo que crees que sabes que quieres... Yo siempre lo he dudado, y de cierta manera siempre he hecho alarde de no saberlo, respaldándome en decir que al menos "sé lo que no quiero". Pero hasta en creer que no lo sabía estaba equivocado. Porque todo cambia. Todo. Y si no fíjate en los sitios, las modas, los gustos. Los tuyos propios y los de los demás. Hasta cambiamos nosotros mismos, por suerte. No me refiero al tipo de cambio que te convierte en una persona diferente, eso de que varíe nuestra esencia. Me refiero a que todos crecemos, maduramos, evolucionamos. O al menos deberíamos.

  Y es que buscar la realización de los objetivos personales (aunque sea cumpliéndolos) es en definitiva lo que nos hace no quedarnos parados. A mí se me antoja como la autodefensa del individuo en contra de un aletargamiento del raciocinio emocional. La atracción va desplazándose de unos objetivos a otros. Esto hace que alcanzar metas se traduzca en una continua ampliación de miras. Y del mismo modo que no se puede volver atrás en el tiempo, el aprendizaje de lo pasado es lo que llevamos en nuestro bagaje emocional, que a su vez es en cierto modo la brújula que nos guía al seguir dibujando nuestro camino. El tiempo ha sido lo que nos ha brindado la posibilidad de dedicarnos a ese fin. Así que el tiempo cuenta mucho.

   Se ha de aprender a aprender. Hay que hacerlo de los acontecimientos que vamos experimentando, de sus personas y situaciones. Por eso memorizar es algo de lo que el cerebro a veces también nos persuade. De ahí que las cosas de las que verdaderamente se debe aprender sean tan obvias que ni el cerebro puede escapar de ellas. Aunque algunas veces también hay que echarle una mano y ayudarle a olvidar para suprimir el lastre de lo inútil. Es aquí cuando entra lo de aprender a aprender. Porque en definitiva, puedes intentar engañar a los pensamientos, pero nunca será duradero. ¿O es a los sentimientos?

  Entonces qué pienso, qué quiero, o que siento. O qué creo que quiero... ¿Cambiará con el tiempo?
Son tantas incertidumbres que si me paro a pensarlo lo único que saco en claro es que lo que he de hacer es seguir avanzando sin preocuparme de si la dirección será la correcta.

  ¿Cómo vas a saber si es incorrecta la dirección que estas siguiendo si ni siquiera sabes a dónde quieres llegar? Me niego a que pienses que no sabes el camino. Sí lo sabes, porque ya estás en él. Así que si recriminas lo que tú mismo estás creando, que sea solo para cuestionar y ponerte en la posición que te permita discernir si eso es lo correcto para alcanzar lo que crees que sientes que quieres.


  Haz lo que debas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario